Las Ratas son roedores que deambulan en la oscuridad de la noche, van rodando por los rincoles, siempre pegadas a la paret para no ser comidas, a veces se aventuran en los cables eléctricos para cruzar calles y poderse meter en las casas, privadas, o en almacenes, para robar.
Sin embargo, en Santo Domingo Este existen ratas que no son roedores, son personas, que de gobierno en gobierno logran beneficiarse porque contrariamente a las originales que son de un solo color, estas mutan el suyo y entre desverguenza y desverguenza, se convierten en seguidoras de Dios y luego del Diablo para en cuanto les convenga volver a cambiar de bando.
Las RATAS de Santo Domingo Este no vieron venir el «cambio» y este les dió en la cara… estuvieron un tiempo «peleando» con lo indeseable para ellas, cuatro años de gestión pero luego calcularon que era demasiado tiempo para no comer y entonces planificaron acercarse al «almacen de víveres» e ir poco a poco metiendo sus narices hasta poderse introducir completas hasta reemplazando a los «animalitos fieles y buenos».
Hoy el «almacen municipal» cuenta entre su staff de algunas de esas ratas que no hay que olvidar, van de departamento en departamento, de dirección en dirección, dañándolo todo.
Las RATAS de Santo Domingo Este se reunen entre si, se burlan de quienes no les han podido cazar (creyendo estan siendo cazadas) o tener lejos sin entender de que los cazadores fácilmente podrían acabar con ellas pero… ¿qué seria el mundo sin RATAS… sino un lugar demasiado aburrido?.
En una ciudad de gente tan positiva cada quien conoce a las RATAS… no importa si caminan, corran, se arrastren, no importa si de pronto aparecen lavaditas y sonrientes, no importa si alguien decente les señala o les pondera equivocadamente provocando que el resto se ponga la mano en la cabeza ante tanta ingenuidad, al final los habitantes de Santo Domingo Este saben un ratón es un ratón… despreciables animales que además de dañarlo todo solo sirven de experimento.